Hasta el más obtuso de
los economista, sino fuera por su dependencia de la sopa boba, sabe que sin
empresas no hay progreso al igual que sabe que si una empresa no es competitiva,
está condenada a la desaparición

Los que tienen un sueldo, especialmente
cuando es abultado, nunca o casi nunca se plantean de donde se les paga la
nomina, ni si el trabajo que ellos realizan vale lo que cobran por el mismo,
especialmente si trabajan para el sector público. En la mayoría de los casos, el sentido de la
palabra “productividad” no tiene el más
mínimo significado para ellos. Eso si, dentro de ese espacio limitado de
libertad, se empeñan en agrandarlo a lo
mayor posible para terminar engañándose a sí mismo y auto-convencerse de tener
una libertad que no lo es en realidad.
Por otro lado están; Los que tienen
un sueño y se esfuerzan por él, los que han luchado por generar su puesto de
trabajo, autónomos y en algunos casos más adelante, si tienen éxito,
empresarios. No siempre lo consiguen, las menos de las veces, casi siempre se
quedan en logros menores pero se
consolaran con el hecho de haberlo intentado y dejaran abierta la puerta…En el
peor de los casos, habrán aprendido a ser sensibles al coste de producción y a todo lo que conlleva el aumento del mismo, conocerán
el precio de levantar todos los días la persiana y a experimentar y sufrir la
falta de reconocimiento del que nunca lo ha intentado. Habrá aprendido la base
de la economía; No se puede gastar más de lo que se ingresa y que relacionar
estos dos conceptos, dará lugar a una productividad positiva o negativa que marcara la viabilidad
o no de la empresa. En definitiva, si no hay productividad no hay futuro.
Desde estas premisas, el resultado es
la imposible armonización de pensamiento entre un asalariado y de un soñador.
Sin embargo, hasta el más obtuso de los economista, sino fuera por su
dependencia de la sopa boba, sabe que sin empresas no hay progreso al igual que
sabe que si una empresa no es competitiva, está condenada a la desaparición.
Así y todo, la deriva socialdemócrata
de los responsables de dirigir la sociedad española, partidos políticos, a los que sus votantes los siguen, por creer (cada
vez con menos convencimiento) que defiende la economía de libre mercado, ha
corrompido este pensamiento. Ha dado
lugar a hacer viables desde el presupuesto público a empresas carentes de la
más mínima competitividad, mediantes subvenciones y legislando en su favor, dando
lugar a competencia desleal y prostituyendo el mercado, además de crear un
falso tejido empresarial que con su forma de gestionar esta restándole
credibilidad al autentico empresario.
El grueso de nuestros actuales
dirigentes políticos, hijos de la burocracia,
han sido, en la mayoría de los casos, asalariados, y eso los que han
trabajado alguna vez, que muchos ni siquiera. Haría falta mucha pedagogía para
eliminar la criminalización que hoy pesa sobre los empresarios y que durante
años han apoyado partidos políticos y sindicatos y por supuesto; eliminar del mercado a los empresarios que
solo están para cazar subvenciones. Y por último haría falta unos dirigentes
con alturas de mira, estadistas, que buscaran el autentico bienestar de la
sociedad española, armonizar el beneficio empresarial con el beneficio social. Para que así, se hiciera justicia con aquel que lo arriesga
todo por un sueño en el que el mayor beneficiado, de conseguirlo, aunque muchos tampoco lo
entiendan, sería la sociedad.
Faustino.
#Realspain Publicado en eldiestro.es
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