Armonizar el pensamiento económico entre los que siempre
han vivido de un sueldo y los que se han generado su propio puesto de trabajo
es casi del todo imposible.
-Los que siempre han tenido un
sueldo, nunca o casi nunca se plantean de donde se les paga la nomina, ni si el
trabajo que ellos realizan vale lo que cobran por el mismo, especialmente si
trabajan para el sector público… En la mayoría de los casos, el sentido de la
palabra “productividad” no tiene el más
mínimo significado para ellos.
Por otro lado están;
-Los que generan su puesto de
trabajo, autónomos y en algunos casos más adelante, si tienen éxito,
empresarios. Son muy sensibles al coste de producción y a todo lo que conlleva aumento del mismo.
Este gasto en relación con los ingresos, dará lugar a una productividad positiva o negativa que marcara la viabilidad
o no de la empresa.
Desde estas premisas, el resultado es
la imposible armonización de pensamiento entre un asalariado y un empresario.
Sin embargo, hasta el más cortito de los economista sabe que sin empresas no
hay progreso al igual que sabe que si una empresa no es competitiva, está
condenada a la desaparición.
El grueso de nuestros actuales
dirigentes políticos han sido en la mayoría
de los casos asalariados, y eso los que han trabajado alguna vez, que muchos ni
siquiera eso. Haría falta unos dirigentes con alturas de mira y que buscaran el
autentico bienestar de la sociedad española para que se hiciera justicia con
aquel que lo arriesga todo en beneficio de la sociedad.