No debemos olvidar que
España es el país europeo donde menos supervivencia tiene las empresas y es el
mismo país, casi único en Europa en el que tenemos un paro estructural por
encima del 20%.
El trabajador
autónomo tiene un importante peso en el mercado de trabajo y en la riqueza
social. Durante la reciente crisis experimentó un significativo descenso, sin
embargo, actualmente crece y con un enorme potencial en cuanto a generación de
empleo. Socialmente es el más rentable dado que un autónomo es un auto-empleado
que no consume medios públicos muy al contrario aporta mucho a la riqueza
social que aumentara la cantidad a distribuir con posterioridad. Un Autónomo es
un emprendedor que funciona movido además de por sus necesidades vitales, para la consumación de
un sueño y lo arriesgara todo incluso sus medios futuro para conseguirlo. A
poco que obtenga beneficio, iniciara la contratación de terceras personas, por
lo que el beneficio social lo multiplica.
Las
últimas mejoras aprobadas recientemente y que no se saben cuando entraran en
vigor, es otro lavado de cara a la dantesca situación a la que está sometido
este colectivo y que en muchos casos hace creer al resto de ciudadanos que la
administración pública se preocupa por ellos. Hacen ver a la sociedad lo bien
que le va a un dos, tres por ciento de
este colectivo para esconder lo muy mal que le va a la gran mayoría.
Los datos actuales reflejan una
leve mejoría. El número de trabajadores
autónomos en España hacrecido en 20.000 en el primer trimestre del año, este
crecimiento ha supuesto en términos relativos, un aumento del 0.6 %. Se trata
del cuarto año consecutivo con crecimiento de autónomos desde el inicio de la
crisis económica. Pero en este informe, por supuesto para no escandalizar a la
sociedad española, o para no desanimar a los futuros autónomos de antemano, no
se dice el número que en el mismo espacio de tiempo han tenido que echar el
cierre. Imaginan la noticia ”de cada cien autónomos que han emprendido este
año, noventa y cuatro han tenido que echar el cierre” ¡a quien le quedaría
ganas de emprender!
En general, las medidas implantadas hasta
ahora por los legisladores, han ido más orientadas a estimular el aumento del
número de autónomos que entran en el mercado de trabajo que a mejorar las casi
imposibles posibilidades de
supervivencia de las empresas, su crecimiento y su fortalecimiento. Quedando
claro, que la única intención del administrador publico es la de recaudar a
costa de este colectivo. Recaudación que en la muy mayoría de los casos, pasa por la ruina del emprendedor.
Deben de saber que de las más de tres mil personas que se suicidan cada año en
España, buena parte de ellos son autónomos arruinados.
Naturalmente,
nunca se plantean los problemas de fondo a los que se enfrentan los autónomos,
futuros empresarios, ni se han llevado a cabo las reformas estructurales
necesarias para que ser autónomo en nuestro país deje de ser algo heroico y que
además, el colectivo deje de ser tratado como esclavos, carente del más mínimo
derecho, salvo los que paga y en algunos casos, ni pagándolos.
Las
imposibles trabas burocráticas y los elevados costes de sus obligaciones
formales con la Hacienda Pública y la Seguridad Social, las excesivas cargas
económicas que soportan y que no se adaptan a la incertidumbre de unos ingresos
variables, propios a su actividad y una inexistente protección social que nada
tiene que ver con la que disfrutan los asalariados, son algunos de los
problemas que deberían ser tratados con urgencia para que no sólo haya nuevos
autónomos sino que se mantengan, se consoliden y aumenten los actuales.
En materia de Seguridad Social, se
debe considerar que un autónomo nada tiene que ver con la de un asalariado. Sus
ingresos no son fijos, son inciertos y variables en el tiempo, como lo es su
actividad, y por tanto, tiene poco sentido que sus obligaciones con la
Seguridad Social, sí lo sean. La protección social que necesitan los autónomos,
no puede, ni debe, ser una amenaza a su sostenibilidad. Actualmente, autónomos
con pérdidas o rendimientos netos muy reducidos, inclusive por debajo del
Salario Mínimo Interprofesional, que son más de la mitad de los existentes, se
ven obligados a asumir costes fijos de Seguridad Social que les resultan
insostenibles. En el caso de no ser beneficiario de alguna de las
bonificaciones previstas, el autónomo tendría que abonar una cuota en la base
mínima de 294,06 euros al mes, la cual es
generalmente inasumible en muchos casos.
La penalización, además, por no
abonar en plazo dichas cuotas, es excesiva y de carácter confiscatorio , el
recargo de las cuotas de Seguridad Social fuera de plazo por parte de la
Administración Pública al elevarse hasta un 20 por ciento, próximamente, parece
que el diez. La administración no quiere enterarse que quien no paga la cuota
en su día es porque no puede.
Asimismo, los autónomos han
visto tradicionalmente frustradas sus peticiones en materia de protección
social, muy por debajo de la que se benefician los asalariados a pesar de la imposible
conciliación laboral y familiar a la que se enfrentan. Para las mujeres en
España es un reto casi imposible ser madre pero aún más si además es autónoma.
Para confrontar esta injusticia, es imprescindible abordar una mejora de la
cobertura y protección para la maternidad de las mujeres en general y autónomas
en particular.
Por otra parte, en el ámbito
fiscal, la Administración Tributaria, no solo no facilita la liquidez a los autónomos, si no
que no deja imponer cargas formales, que además la
dificulten. Los autónomos hacen frente a una elevada tasa de morosidad y a una
mayor carga financiera del Impuesto sobre el Valor Añadido al tener que
anticipar en numerosas ocasiones el impuesto devengado a sus clientes sin
haberlo cobrado, y eso a pesar de que ya el señor Montoro, ministro de
hacienda, hace años dijo que los
autónomos no pagarían el IVA hasta que no lo cobraran.
Después de lo expuesto, sería de
justicia social abordar con profundidad la situación actual de este colectivo.
Se debe de proceder a una reforma urgente, cuya necesidad está sobradamente
constatada y ha sido objeto de reclamación por los propios trabajadores
autónomos y por las asociaciones que
los representan pero que no lo defienden, por
estar fuertemente subvencionadas por la Administración Pública.
Estas reformas deben estar dirigidas a reducir las cargas administrativas que
soportan, clarificar su fiscalidad y avanzar en la equiparación de su
protección como la que se proporciona a los trabajadores por cuenta ajena.
Por otro lado es de destacar la insolidaridad
o indiferencia con este colectivo del resto de la sociedad. Todo ello debido al
magnífico trabajo de los lobby creadores de opinión de nuestros legisladores,
que ha criminalizado a los empresarios entre
los que se incluyen de forma intencionada a los autónomos.
Por
último; las cifras que se hacen públicas, esconden intencionadamente, una
realidad mucho más dura. Mientras que el total de altas ascendió a 665.480 en
el año 2015 (último del que se tienen datos) el número de bajas de autónomos en
el mismo año fue de 625.587, solo sobrevivió un 6 %, una cifra excesivamente
baja que denota las dificultades de supervivencia a las que se enfrentan los
autónomos. No debemos olvidar que España es el país europeo donde menos
supervivencia tiene las empresas y es el mismo país, casi único en Europa, en
el que tenemos un paro estructural por encima del 20%. A pesar de estos
irrefutables parámetros, no hay nadie en este país que se pregunte, que saque
conclusiones sobre los mismos (no
interesa por el negocio de los subsidios). Esta situación estructural,
solo puede definirse como terrorismo
de estado. De ahí que se intenten ocultar las dantescas cifras de bajas
y se aireen las escasas altas. Ocultismo para el que hay unanimidad entre
nuestros legisladores e incluso entre los responsables de las patronales,
fuertemente subvencionadas.
Faustino
Tomares.