Vengo de comprar el pan en una tiendecita de
pueblo, más que de pueblo de urbanización, exenta de multinacional de la
distribución gracias a la poca capacidad de negocio que muestra la citada
urbanización. Naturalmente me atendió una agradable señora, podía haber sido un
agradable señor. Agradeciendo de antemano con su actitud la compra que pueda
hacer. Es lo habitual, el buen trato al cliente en las pequeñas tiendas
condenadas a su desaparición ante la presión de imposible aguante que reciben
desde la administración. Mientras llega ese momento son muchas las familias que
no tienen otro medio de vida y que esperan resignadas. Después de tener
practicante abierto todo el día y cada día de la semana, apenas sacan para
sobrevivir, llevando con resignación la desilusión a la que se ven sometidos
por la situación económica de su tienda y la carga burocrática a la que son
sometidas desde la administración que no dejan de inventar mecanismos de control
para acelerar su desaparición.
La situación de esta pequeña tienda y la familia que
la regenta, se da en todas las ramas de la economía. Es decir pequeñas empresas
intentando sobrevivir en los espacios que todavía no han ocupado las grandes
empresas. Mientras, la sociedad participa impasible al acentuamiento de este
modelo económico de gobierno absoluto de las multinacionales.
Desde
hace años las multinacionales se han ido capitalizando de forma abrumadora y
adueñándose de los sectores estratégicos de la sociedad: Energías,
telecomunicaciones, constructoras, transportes, banca, distribución comercial
etc. etc. Indudablemente, quien domina estos sectores domina la sociedad. Los
pocos bancos todopoderosos que han quedado, han metido sus garras en todas esas multinacionales,
no hay ninguna de estas que no esté participadas por ellos. A partir de aquí
tenemos:
-Los dirigentes políticos, partidos etc. Conforman
una casta en la que en la mayoría de los casos priorizan los intereses de los
partidos sobre los de la sociedad. Han hecho de la política su medio de vida.
No toman decisiones ni gobiernan contra los intereses particulares de ellos
mismos. Solo consiguen aprobar algo por unanimidad cuando son leyes que les
afectan directamente a ellos y a sus intereses. No son capaces de ver mas allá
de una legislatura pues al final de esta, está la reválida para mantenerse en
el cargo que es siempre su prioridad.
-Los sindicatos: lejos de defender a la clase
trabajadora, dedica su esfuerzo a defender los privilegiados que están dentro de las Administraciones
Públicas y multinacionales, creando a su vez, una súper élite de dirigentes
sindicales que son ejemplo para la sociedad de lo que nunca se debe hacer para
mantener la dignidad y la decencia entre la auténtica clase trabajadora.
-Los Autónomos y PYMES, los grandes perdedores,
condenados a desaparecer en beneficio de las multinacionales. La gente en
general, es conocedora de los beneficios
que esté sector ofrece a la sociedad, sabedora que es quién mas riqueza crea,
mas puestos de trabajo y por supuesto un mas justo reparto de la riqueza. Su
debilidad es la falta de unión por ser muy numerosos y por ser competencia
comercial directa entre ellos. Esta falta de unión da lugar a su incapacidad
para ejercer presión sobre la Administración pública.
-Las
Multinacionales: Tutelan todos los pasos de los colectivos anteriormente
mencionados, por mucho que crean los aludidos que son independientes de
aquellas. Al poder político le distan las futuras leyes de imposible
cumplimiento para PYMES y Autónomos y que apenas le afectan a ellos dado su
potencial económico. A los Sindicatos, aunque ganan en los convenios
colectivos, siempre dejan escape para las grandes empresas, mientras que son
las PYMES y Autónomos los que están siempre obligados a su total cumplimiento.
No olvidemos que las multinacionales controlan todos
los sectores estratégicos de la sociedad y por tanto tienen capacidad para
doblegar todo lo que les interesa. El futuro
(si el pueblo no lo remedia) pasa por la desaparición de toda pequeña empresa,
quedando solo las grandes. Gobernarán las multinacionales (…ya lo hacen) detrás
de un gobierno político teledirigido. Una clase Obrera con unos sindicatos
igualmente teledirigidos por las multinacionales y fuera de esto... ¿Un mundo
feliz?
Faustino Tomares. Frutero de profesión.