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lunes, 29 de agosto de 2011
Esclavos de las normas
Hemos leído recientemente que un empresario de la noche sevillana ha denunciado a siete establecimientos, terraza-bar de copas, tras haber sido cerrado el suyo por el ayuntamiento de Sevilla.
Esta situación naturalmente no se habría dado si esas otras siete terrazas estuvieran dentro de la normativa existente, pero... por supuesto que no lo están. No lo están porque es imposible que así sea. Sí, es del todo imposible. La normativa existente actualmente, no solo para comercio de hostelería que al fin y al cabo son o pueden ser industrias molestas, son del todo de imposible cumplimiento, en general con la normativa en la mano es imposible abrir cualquier tipo de industria. Para dar una licencia de apertura el organismo competente tendrá que hacer la vista gorda, sabedora de lo imposible que es cumplir la normativa.
Hecha esta reflexión naturalmente habrá que preguntarse “como es posible la existencia de una normativa que imposibilita cualquier tipo de industria”. Desgraciadamente esta situación no es nueva, se da en esta tierra desde tiempos inmemoriales, la insolidaridad, está muy arraigada entre su gente: “tu no te señales miharma” “cada uno a lo suyo” “ándeme yo caliente y ríanse la gente” son frases ya muy manías que a nadie de esta tierra le puede resultar desconocidas. La mecánica de funcionamiento en nuestra sociedad ante estas situaciones es “la picaresca” en la que participa tanto el que solicita la apertura como el que la concede. Sabedores en ambos casos de las posibilidades de cada uno: El papeleo interminable aunque mientras tanto te dejan o no realizar la actividad, el mirar hacia otro lado mientras no exista denuncia de terceros, las visitas del perito municipal o de sanidad muy espaciadas en el tiempo que no deja de poner deficiencias a la situación del local con respecto a la normativa... Al final: denegar la apertura porque no interesa a quienes gobiernan, cierre de la industria desde la empresa tras años de actividad y sin haber tenido nunca la licencia de apertura o por variadas razones para hacer la vista gorda… se da la licencia de apertura.
Por fin un empresario en Sevilla ha hecho lo que hacen los empresarios de cualquier sociedad que se precie de desarrollada. Ni más ni menos que exigir la igualdad ante la ley. Quizás esta falta de valentía tanto en el empresariado como el cuerpo jurídico que siempre han mirado para otro lado es lo que ha dado lugar a estas normativas de imposible cumplimiento y que ha dado esta situación de indefensión y picaresca en el empresariado del sur de España.